jueves, 23 de julio de 2009

La Ciudad de la Alegría

Puerto Montt es, hoy por hoy, el epicentro de toda la desgracia humana acaecida a partir del desplome y muerte de una de las empresas más grandes en la historia de Chile.
La salmonicultura fue, sin dudas, un gigante, pero con pies de barro. No sólo enlodó la totalidad de una región prístina y creciente, si no que ahora y gracias a los patriotas congresistas que tenemos, su futuro cae en entredicho merced a que quieren entregar lo único que aún tiene valor para su gente, las aguas que la bañan. No se trata de cualquier regalo, es justamente el mar interior de la X región, el mismo que ha causado la admiración de todos los que lo han surcado, sea en viajes de negocio o placer, sea por trabajo, sea por estudios, etc., no cabe duda de que es un verdadero tesoro. Sin embargo, intereses mezquinos y mentes retorcidas por el poder que da el dinero, no han trepidado en ponerle precio y, peor aún, uno muy malo (gratis).

Lo verdaderamente lamentable es que se ha usado la catástrofe de la empresa del salmón, como la bandera de lucha para otorgarles a unos pocos empresarios exitosos, este mega regalo. Jamás se consideró o pensó, ni por un instante, en la gente que vive y ha vivido de estos mares. Nunca hubo verdaderos servidores públicos verificando el cumplimiento de las leyes y reglamentos que, con total impunidad fueron obviados ó derechamente transgredidos, asestando el golpe más duro y letal contra todo el ecosistema de la región. Su daño es de proporciones imposibles de calcular y aún así, hoy los empresarios se han comprometido con la banca, a redoblar sus esfuerzos para aumentar la producción. ¿En qué mundo viven estos insensatos?

Aún no termina de caer el telón del acto destructivo e inmisericorde que realizaron por más de veinte años contra la naturaleza austral y ahora pretenden terminar de reducir a escombros lo poco y nada que queda.

Pero seamos justos, nada de esto lo habrían logrado sin el concurso y apoyo extraordinario que el aparataje político público, les brindó y que ahora vuelve por sus fueros estableciendo la privatización de las aguas para que los salmoneros y sólo ellos puedan seguir “desarrollándose”.

Miles de millones de pesos se les entregarán en premio a su pujante emprendimiento, porque estos sí que son emprendedores, no así el pequeño mitilicultor, el pescador artesanal, el pequeño empresario del turismo u otros pequeños productores o acuicultores que luchan y han luchado durante años con un sistema que no les da tregua con informes ambientales, declaraciones de impacto ambiental, programas sanitarios de costos elevadísimos, etc., todo para que los empresarios del salmón se salten estas vallas que en realidad nunca han tenido al frente.

Lo más vergonzoso es la actitud que tienen los Diputados y Senadores que dirigen este país. Se han coludido con esta empresa de manera pasmosa e incluso algunos han manifestado que aunque sea una “modificación de ley lamentable, no hay otra alternativa”. El mismo diputado que dijo esta frase y que votó a favor de esta modificación tuvo una visión muy diferente hace un par de años, y cito:

“... De cada 100 dólares de salmón exportado,
sólo 4 dólares van a remuneraciones de los trabajadores...
¿De qué nos sirve ser los primeros productores del
mundo, si llegar a ese sitial ha significado vidas humanas,
abortos, violaciones laborales y prácticas antisindicales?...”

Diputado Fidel Espinoza (PS)
Junio 2006, Congreso Nacional.

Me asiste la completa seguridad de que sólo un aporte económico (coima), ha provocado esta voltereta en muchos de los que han enarbolado el sentimiento patrio como su consigna de vida. Otro tanto debo, muy a mi pesar, atribuir a un desconocimiento supino de la temática ambiental, lo que no los exime de culpa, pero nos da una idea de lo mal dirigido que esta este barco y lo que es peor, nos permite con espanto advertir que en cualquier instante, sin saber donde ni cuando, se producirá el necesario e irremediable encallamiento.

La señora presidenta, de una evaluación en ascenso por estos días, no ha tenido tiempo, quizá obnubilada por la parafernalia de las encuestas, de compenetrarse de las modificaciones propuestas por el siempre atento y sagaz Felipe Sandoval, de cuestionadas actuaciones en gobiernos anteriores, pero a cargo de este trasatlántico que es, a fin de cuentas, la Privatización del Mar.

Cómo es posible que aún se mantenga a un mediocre tecnócrata a cargo de un tema del cual no tiene ni las más remota idea. Hace tiempo alguien dijo “en este país no se mueve una hoja sin que yo lo sepa”, y se usó como un caballito de batalla durante toda la época en que se mantuvo en pié la dictadura. Sin embargo, hoy la memoria de esos mismos que hacían gárgaras con la posibilidad de controlarlo todo, no son capaces de reconocer que en verdad no controlan nada y que es la gran empresa privada de este país la que les marca la ruta.

Me dan pena estos neófitos congresistas que descansan a la sombra de la empresa que vulneró todo el establischment nacional y que aún hoy, se burla de los servicios públicos haciendo lo que les da la real gana. Un botón de muestra, el recurrente arribo hasta Las costas de la comuna de Quellón de los grandes wellboat, con su carga de marea roja que no han trepidado en descargar, a ojos vista de las autoridades que han juramentado que tales actuaciones son cosa del pasado.

Los mismos señores congresistas tendrán mucho que pensar una vez que aprueben este verdadero bodrio de reforma, porque sus hijos y nietos, y además todos nosotros estaremos allí para refrescarles la memoria, de tarde en tarde, por este verdadero acto de matonaje que han tenido para con la X región.

Es lamentable asistir a los encuentros en donde se han desarrollado las discusiones sobre estas reformas porque, con toda la evidencia sobre la mesa, a sabiendas que lo que se ha planteado por grupos que en verdad han estudiado el tema y no por aquellos pseudo representantes que se vendieron a la primera de cambio, se ha aprobado en “general”, la modificación de la Ley General de Pesca y Acuicultura, antesala de lo que significará que los chilenos pierden el Mar que por miles de años les ha pertenecido.

Alégrense pues, puertomontinos, vuestros congresistas han agotado todas las instancias para que, por ningún motivo, los empresarios salmoneros se vayan con las manos vacías y démosle gracias a Dios de que sólo fueron las aguas esta vez, en una próxima oportunidad querrán nuestra sangre.

Federico Orellana Fuenzalida
Biólogo Marino
Magister Ed. Medioambiental

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